¿Son eficaces las terapias de tercera generación para tratar las disfunciones sexuales?
Existe evidencia que demuestra que las terapias de tercera generación, especialmente el Mindfulness, son efectivas para el tratamiento de las disfunciones sexuales.
Existe evidencia que demuestra que las terapias de tercera generación, especialmente el Mindfulness, son efectivas para el tratamiento de las disfunciones sexuales.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio publicado en la Revista de Psicoterapia, llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Cádiz, M. Amor Espinosa-García y Francisco Javier del Río Olvera, con el objetivo de analizar la efectividad de las Terapias de Tercera Generación -concretamente, EMDR, Mindfulness, Terapia de Aceptación y Compromiso, y Psicoterapia Analítica Funcional-, en el abordaje de las Disfunciones Sexuales.
Tal y como manifiestan los investigadores, si bien el sufrimiento psicológico forma parte de la vida, se ha creado una forma de vivir en la que “debemos ser felices a toda costa”, y huir del malestar, del sufrimiento y de la ansiedad. Esta tendencia a evitar el sufrimiento y la preocupación excesiva por vivir en el futuro o en el pasado obviando el presente, se conoce como ‘Evitación Experiencial’, y ha propiciado que aparezcan nuevos enfoques terapéuticos complementarios, como son las terapias de tercera generación.
Según señalan, este tipo de terapias “se caracterizan por no pretender eliminar el síntoma, dan importancia al contexto en el que se produce el problema, utilizan estrategias de cambio experimentales, y por último, amplían y cambian de forma notable el objetivo a tratar o modificar”. En este estudio se tienen en cuenta las siguientes:
–Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR) que ha pasado de ser una simple técnica de desensibilización para tratar el trastorno de estrés postraumático, a un enfoque psicoterapéutico integral que aborda una amplia gama de problemas clínicos, en una variedad de contextos y con distintas poblaciones. De acuerdo con este modelo, los síntomas surgen «cuando los acontecimientos son procesados de forma inadecuada, y pueden erradicarse cuando los recuerdos se procesan e integran por completo«.
–Terapia Cognitiva basada en Mindfulness. Si bien las definiciones de mindfulness son variadas, la mayoría tienen en común la observación de la realidad en el momento presente con aceptación, esto es, «la capacidad de prestar atención a cuerpo y mente en el momento presente».
-La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) consistente en «la aceptación como forma de no oponerse al ‘“‘fluir de la vida’”. Esto «no significa resignarse, sino ausencia de resistencia, de evitación, de negación, de racionalización o represión de emociones«, y se fundamenta en identificar la realidad presente, «sin renunciar a cambiar el futuro, y comprometernos a hacerlo«.
-La Psicoterapia Analítica Funcional se basa en «lo que hace y dice la persona en la sesión terapéutica, llamadas ‘conductas clínicamente relevantes’«. Durante la sesión clínica, el/la profesional promueve que aparezcan pensamientos, percepciones, sentimientos, visiones y recuerdos, que son abordados de forma adecuada, aumentando a su vez las conductas positivas. Se pretende que la persona realice interpretaciones de su conducta, y sus posibles causas desde la perspectiva analítico-funcional.