Compras compulsivas: la manipulación de las emociones a través de consumo

Relacionar estados de bienestar con el proceso de compra o las compras en sí, puede acarrear ciertos problemas. En cualquier caso, la adicción a las compras es un trastorno que precisa de tratamientos psicológico especializado.

Finalizadas las Navidades, ha empezado un período esperado por muchas personas: las rebajas. Días de descuentos, gangas y chollos vinculados a emociones de alegría y satisfacción. Al menos, así se nos presentan estas ofertas en anuncios publicitarios de marcas y grandes almacenes. En cambio, este puede ser un contexto especialmente resbaladizo ya que puede suponer en algunas personas el desenfreno y la pérdida de control en las compras.  La adicción a las compras no es un trastorno nuevo, comenta la psicóloga Consuelo Tomás, “a principio del S.XX Kraepeling (1915) y Bleuler (1924) ya empezaron a dar las primeras descripciones sobre las compras “problemáticas” aludiendo a un trastorno que daba lugar a conductas de compra impulsivas, excesivas e incontrolables.

La adicción a las compras se caracteriza porque la persona compra de manera compulsiva y descontrolada. Son consumos no planificados, mayoritariamente de objetos que no son necesarios ni útiles y cuyas consecuencias pueden ser nefastas. A veces, gastan más de lo que tienen pudiendo dar lugar a endeudamientos y, en algunos casos, la ruina no solo en el ámbito económico”. Además, el proceso de compra y el acto en sí, se convierte en eje de la vida de la persona afectando negativamente en todas las áreas: social, familiar, laboral, de pareja, etc.

Como sucede en cualquier conducta adictiva, asegura la experta, “hay incluso síndrome de abstinencia que se manifiesta con un estado de nerviosismo que solo se calma si se compra”. Las personas con este trastorno perciben las compras como algo “irresistible, placentero y reductor del malestar”. Pero cuidado, porque tras este momento de euforia suelen aparecer sentimientos de arrepentimiento, culpabilidad, o vergüenza y ante este malestar, se utilizan las compras para mitigar la inquietud y ansiedad entrando en un círculo vicioso. Tomás incide en la necesidad de indagar qué hay detrás de esta conducta adictiva: puede haber falta de autoestima, estilos de vida poco o nada satisfactorios, conflictos, aburrimiento, ansiedad, depresión, etc. Por ello, afirma, “los psicólogos siempre adaptamos la terapia en función de las necesidades de cada persona”.

El tratamiento de esta adicción, igual que sus causas, es complejo. “Los factores que facilitan que una persona sea más vulnerable que otra a las compras, son diversos. En Psicología identificamos los predisponentes y los mantenedores” pero, señala la psicóloga, “no hay una causa efecto, ni todos los factores se dan en las personas, ni tienen el mismo impacto”.

De la familia podemos aprender a planificar los gastos, a ahorrar o, todo lo contrario, pero hay que tener en cuenta que “vivimos en una sociedad con un alto potencial adictivo en la que obtener objetos se ha convertido en la seña de identidad de la persona”, opina la directora del Instituto Valenciano de ludopatía y adicciones no tóxicas. La publicidad voraz, el hecho de que los centros comerciales se hayan convertido en espacios de ocio familiares, la facilidad para comprar y devolver los productos, pagar con tarjetas de crédito, así como la permisividad y la aceptación social de realizar compras continuamente, facilitan el desarrollo de este problema comportamental a la vez que dificulta su erradicación. Es importante destacar que además se puede comprar online todo tipo de productos desde cualquier lugar, las 24 horas al día, y con solo un click. “Los valores materialistas inundan nuestra sociedad, basando el prestigio social y personal más en lo que tenemos que en lo que somos, fomentando la idea de que comprando también se compra la felicidad”, afirma la experta.

A diferencia de lo que sucede en otras adicciones, como pueda ser la ludopatía o consumo de sustancias, en esta, el sujeto debe aprender a ponerse límites a la hora de comprar. En la adicción al juego, por ejemplo, se le puede decir a la persona que deje de jugar, en este caso, comprar forma parte de nuestro día a día para cubrir nuestras necesidades.  De manera que la terapia se basa en un “reaprendizaje ya que va a tener que seguir comprando”. Se les enseñan técnicas para controlar el impulso (distracción, relajación, entre otras), valorar qué necesitan realmente, llevar a cabo otras actividades que les satisfagan, etc. y es fundamental tratar los motivos (entre los que destaca, el escape o evitación de estados emocionales difíciles o conflictos), y las consecuencias en cada persona en particular.

 

La fascinación por el consumo empieza a edades más tempranas pudiendo ser el germen de trastornos de conducta como las compras compulsivas

Las tres cuartas partes de las personas con este problema son mujeres. Preguntada por las posibles explicaciones, esta experta comenta que dentro del sistema familiar la mujer sigue asumiendo el rol de compradora y que la mayoría de la publicidad va dirigida al sector femenino. Aunque el perfil va cambiando y hay más varones que desarrollan esta adicción.

Tomás alerta que cada vez acuden a consulta chicos y chicas más jóvenes con este trastorno. “Desde el confinamiento, el consumo online está disparado y los jóvenes son los que más lo practican porque ellos han nacido con las Nuevas Tecnologías.  Si la edad de inicio se situaba en torno a los 18 años, en consulta estamos viendo que la fascinación por el consumo empieza a edades más tempranas. Y esto es un dato de riesgo porque cuando sean adultos, tendrán más posibilidades de desarrollar este problema”.

Entre los indicadores que pueden ayudarnos a identificar si alguien de nuestro entorno tiene adicción a las compras está: emplear más tiempo y dinero en comprar, dejar de realizar actividades que antes hacía, desatender otros aspectos de la vida, mirar y consultar continuamente webs de compra o catálogos, ante la aparición de artículos nuevos dice que son un regalo, o manifestar una elevada excitación o alegría ante las compras, entre otros.

En rebajas, o si creemos que podemos estar desarrollando esta conducta compulsiva, la psicóloga aconseja llevar una lista de aquello que queremos comprar, marcarnos un presupuesto tope o pagar en efectivo para ser más conscientes de lo que gastamos. “Es esencial aprender formas adecuadas de resolver las dificultades o estados emocionales difíciles. La adicción a las compras es un trastorno que precisa de tratamientos psicológicos especializados y es importante detectar precozmente el problema y buscar ayuda lo antes posible”.

 



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