La TCC, eficaz en el abordaje de la fatiga en el COVID persistente
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases.
En el abordaje de la fatiga severa asociada al COVID persistente, la terapia cognitivo-conductual resulta eficaz, observándose, entre sus beneficios, una reducción de la fatiga, así como menos problemas de concentración y una mejora en el funcionamiento físico y social.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases, bajo el título Efficacy of cognitive behavioral therapy targeting severe fatigue following COVID-19: results of a randomized controlled trial.
Tal y como señalan sus autores, desde la irrupción de la pandemia de la COVID-19, se está prestando cada vez más atención a los síntomas que persisten a largo plazo tras la infección, denominando este síndrome Long COVID o COVID persistente. Entre sus síntomas más prevalentes, destaca la fatiga. Ésta suele ser grave y debilitante, notificándose, en algunos casos, hasta dos años después de la fase aguda de la infección, algo que, a su juicio, “sugiere un curso crónico en un subconjunto de pacientes”.
Es necesario llevar a cabo intervenciones basadas en la evidencia
Dado que la fatiga severa derivada del COVID-19 y la discapacidad asociada con la misma afecta a millones de personas en todo el mundo, el estudio pone de relieve la necesidad urgente de llevar a cabo intervenciones basadas en la evidencia.
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