La OMS actualiza sus datos sobre trastorno bipolar
Las intervenciones psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal y la psicoeducación, pueden ayudar eficazmente a aliviar los síntomas depresivos y la posibilidad de que reaparezcan.
A las personas con trastorno bipolar les conviene cambiar de hábitos para mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, necesitan seguir un patrón regular de sueño, realizar actividad física, tomar una alimentación saludable, reducir los factores causantes de estrés y controlar su estado de ánimo. Las intervenciones psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal y la psicoeducación, pueden ayudar eficazmente a aliviar los síntomas depresivos y la posibilidad de que reaparezcan.
Estos son algunos de los datos destacados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su actualización de datos y cifras relativos al trastorno bipolar, recogida en su página Web.
Tal y como lo define la OMS, el trastorno bipolar es “una afección de salud mental que afecta al estado de ánimo, la energía, la actividad y la ideación de la persona y que se caracteriza por la aparición de episodios maníacos (o hipomaníacos) y depresivos.”
Durante el episodio maníaco, la persona presenta un estado de ánimo muy elevado, con “mucha vitalidad”: se siente muy contenta, excitada e hiperactiva. Puede sentirse también eufórica, cambiar de estado de ánimo de forma brusca y exteriorizar en exceso sus emociones (por ej., reírse sin parar o sentirse más irritable, nerviosa e inquieta de lo normal).
Estos cambios que se producen en el estado de ánimo y en las actividades se acompañan de otros síntomas característicos, tales como, una sensación exagerada de autoestima o de valía personal; un discurso acelerado y cambios rápidos de una idea a otra; dificultades para concentrarse y facilidad para distraerse; disminución de la necesidad de dormir; comportamientos imprudentes o arriesgados (gastar más dinero de la cuenta, mantener relaciones sexuales de riesgo, beber o hacerse daño a uno mismo o a los demás); ideas de grandeza o la creencia errónea de ser perseguido, etc.
Por otro lado, durante un episodio depresivo, la persona tiene un estado de ánimo depresivo y se siente triste, irritable y vacía, pudiendo perder el interés por realizar actividades de las que antes disfrutaba y no obtener placer al realizarlas. Suelen aparecer otros síntomas, entre ellos, baja concentración, sentimiento excesivo de culpa o baja autoestima, desesperanza respecto al futuro, ideas sobre la muerte o suicidas, trastornos del sueño, cambios en el apetito y/o el peso, o sensación de estar muy cansado o de tener poca energía.
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