Más psicólogos educativos: una necesidad prioritaria
Según la Asociación Americana de Psicología.
La creciente crisis de salud mental entre niños/as, adolescentes y jóvenes (una tendencia exacerbada desde la irrupción de la pandemia de la COVID), así como el aumento de factores estresantes en el contexto educativo, ha multiplicado la necesidad de contar con psicólogos educativos en los centros escolares.
Estos y estas profesionales, capacitados en Psicología, desarrollo infantil y educación, desempeñan un papel crucial en la identificación de las necesidades de salud mental de los y las menores, especialmente, en los casos en los que las familias no hablan el idioma o no tienen recursos para costearse una consulta privada. Entre sus acciones en el contexto educativo, se encuentran las de brindar orientación, evaluar al alumnado para determinar sus necesidades de intervención, responder a crisis, lanzar iniciativas en toda la escuela para reducir el acoso escolar, etc.
Con esta introducción, la APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) presenta una de las 12 tendencias emergentes para la Psicología en este año 2024: la incorporación de más psicólogos/as educativos/as en el contexto escolar.
Tal y como señala la Asociación Americana, y, en línea con lo que sucede en España (donde existe un déficit importante en la atención psicológica del alumnado y en el apoyo y asesoramiento al profesorado y a las familia), los psicólogos educativos son escasos en los centros escolares estadounidenses. Según datos de la NASP (National Association of School Psychologists), se estima que, durante el año escolar 2021-22, había solo un psicólogo por cada 1.127 estudiantes desde el primer ciclo de educación infantil hasta bachillerato, una ratio que dista bastante de la recomendada por esta misma Asociación Nacional: un psicólogo/a educativo por cada 500 estudiantes. La escasez es notablemente extrema en las zonas rurales y en determinadas partes del país.
A este respecto, la NASP ha alertado recientemente del número cada vez mayor de estudiantes que sufren pobreza y trauma, así como de alumnos/as con problemas de salud mental. Lamentablemente, los centros escolares “carecen de recursos cuando se trata de brindar los servicios necesarios para una población con diversos orígenes y necesidades”.
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