El rol clave de la Psicología ante la pérdida perinatal
Las personas que afrontan la pérdida de un embarazo suelen experimentar un dolor intenso, sin los ‘rituales tradicionales’ y otros apoyos que acompañan a la pérdida y que facilitan su integración y aceptación.
Las personas que afrontan la pérdida de un embarazo suelen experimentar un dolor intenso, sin los ‘rituales tradicionales’ y otros apoyos que acompañan a la pérdida y que facilitan su integración y aceptación. Ante esta situación, los y las profesionales de la Psicología pueden desempeñar un rol clave para ayudar a aliviar esta carga.
Así lo afirma la Asociación Americana de Psicología (APA, American Psychological Association) en un artículo publicado en su revista Monitor on Psychology, a través del cual aborda el dolor invisibilizado de la pérdida perinatal y pone de relieve el papel crucial que puede tener la Psicología a la hora de ayudar a las personas que enfrentan una pérdida tan dolorosa.
Tal y como señala la APA en su artículo, las mujeres y sus parejas que se enfrentan a la pérdida de un embarazo, pueden presentar una sensación de aislamiento aguda y emocionalmente debilitante. A diferencia de otras pérdidas, a menudo no hay funerales ni otros rituales de despedida, y los padres en duelo se esfuerzan por procesar todo el tumulto de emociones que están viviendo. Sus sentimientos suelen abarcar desde la vergüenza y la culpa (al creer que han podido causar de alguna manera el aborto espontáneo o el nacimiento de su bebé fallecido), hasta la tristeza por un futuro perdido para siempre para su hijo/a y para ellos mismos. Mientras tanto, deben desenvolverse en una cultura que, con frecuencia, “tiene fobia al llanto y al dolor y que puede considerar la pérdida de un embarazo como algo menos significativo que otros tipos de muertes”.
De acuerdo con la Asociación, aún hoy día sigue estando muy extendida la idea de que “cuanto menos tiempo se pasa con el bebé [en desarrollo], menos apego emocional se debe tener con él y, por lo tanto, [se necesita] un período de duelo más corto”. Asimismo, dado que un aborto espontáneo puede ser difícil de distinguir de un aborto provocado, los riesgos potenciales para quienes están de duelo pueden extenderse más allá de lo emocional, lidiando, en algunos casos, con el miedo de que te puedan acusar de un delito.
Según datos recogidos por la APA en este artículo, entre el 10% y el 20% de los embarazos conocidos terminan en aborto espontáneo. Estos padres en duelo, en particular la madre, pueden vivir con un duelo perinatal que persiste durante años, incluso después del nacimiento posterior de otro bebé, incluidos síntomas de depresión, ansiedad y trauma (Markin, R. D., Psychotherapy, Vol. 54, No. 4, 2017). Ante esto, es clave investigar de qué modo los y las profesionales de la salud pueden comprender y apoyar mejor a las personas involucradas, mientras intentan procesar el trauma reproductivo y este dolor ‘privado de derechos’.
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