Entrevista a Mª Dolores de la Cruz: Ante una emergencia “el papel de los líderes es crucial en la gestión del impacto emocional y el trauma colectivo”

De la Cruz es psicóloga sanitaria habilitada y jurídica, IV Premio CIDAP por el trabajo ‘Responsabilidad social corporativa: liderazgo femenino' u autora del artículo ‘Liderazgo en Situaciones de Emergencia y Crisis’ en la Revista Logos.

María Dolores de la Cruz (CV 12820) es psicóloga sanitaria habilitada y jurídica, con experiencia en consultoría de organizaciones y RRHH,  hace unos meses recibió el reconocimiento Mujer 2025 en el ámbito social por parte del Ayuntamiento de Valdepeñas y el Centro de la Mujer; ha sido finalista al premio Ágora Bienestar en edición 2023, en la categoría de Trayectoria Profesional, y cuenta con el IV Premio CIDAP Cátedra de Investigación y Desarrollo en Psicología Aplicada 2016 por el trabajo ‘Responsabilidad social corporativa: liderazgo femenino’. Otro de sus trabajos es el artículo titulado ‘Liderazgo en Situaciones de Emergencia y Crisis’ publicado en la revista Logos, editada por el Centro Universitario de la Guardia Civil. En él, De la Cruz afirma que el concepto de liderazgo se estudia “como fenómeno y como proceso, debido a las implicaciones que tiene a nivel individual, grupal, institucional y social”. Dada la actualidad, hemos querido profundizar en este trabajo para que la compañera nos explique entre otros aspectos, cuáles son las principales cualidades que debería de tener un líder en contextos de crisis y si con el desarrollo de su trabajo, puede llegar a prevenir o aminorar un trauma colectivo.

 

Características propias de las situaciones de emergencias y crisis.

En primer lugar, es importante conocer qué se entiende por situación de emergencia. Según la definición que nos da el INSS, “una emergencia es una situación o accidente que acontece de forma imprevista y puede afectar a la integridad física de las personas, a los bienes y/o al medioambiente, ya sea individualmente o colectivamente, pudiendo, en ocasiones, llegar  a  constituir  una  situación  de  grave  riesgo  colectivo, catástrofe  o  calamidad pública”. (INSS, 2024)

En este sentido, es importante identificar las particularidades concretas que las identifican, precisamente, como situaciones de emergencia, para poder preparar una respuesta adecuada ante ellas, como es el caso de su naturaleza imprevista, la incertidumbre que las rodea y la velocidad o inmediatez de los hechos que les suceden.

Influyen también factores como su duración, su magnitud, el potencial daño, ya sea a personas, infraestructuras o procesos, y sus consecuencias posteriores, porque de todo esto, depende el planeamiento, diseño de la intervención y seguimiento de la misma.

Tenemos que tener en cuenta la necesaria urgencia de la respuesta. Una adecuada provisión de medios humanos y técnicos, para hacer frente a la situación lo más ajustada posible, y su seguimiento en el tiempo, sin olvidar, la gestión del impacto emocional y el apoyo en este sentido a lo largo del proceso, es fundamental y marca la diferencia. Especialmente cuando hay pérdidas humanas o pérdidas de arraigo, como por ejemplo cuando se pierde el hogar, porque se pierde ese lugar seguro y todos los recuerdos asociados a él, significa la “pérdida de toda una vida y lo vivido”. Tenemos varios ejemplos, la DANA, el volcán de La Palma, o el incendio del edificio de Valencia, aunque podríamos mencionar muchos más.

Por otra parte, puede haber situaciones de emergencia de distinta naturaleza, como pueden ser sanitarias como el COVID, organizacionales, económicas, las provocadas por las personas, como pudiera ser una agresión de cualquier tipo o  catástrofes naturales, entre otros ejemplos. La naturaleza de la emergencias, así como que sean previsible o imprevisible, influye en la preparación ante la misma, la provisión de medios y en las medidas para hacerles frente. También es importante ser consciente que poder preverla, no implica que no pueda desbordar las previsiones, por esto, cuanto mejor preparados estemos, mejor les podemos hacer frente.

El punto es que, todas las situaciones de emergencia y crisis requieren una gestión lo más ajustada y rápida posible, así como una adecuación de estrategias, medios técnicos, humanos, y para poder hacerlo es necesaria una preparación y mantenimiento de esa preparación y medios necesarios, independientemente que sucedan o no.

La clave ante las emergencias es la prevención, estar preparados siempre y tener capacidad de aprendizaje y mejora continua, puesto que no sabemos cuándo pueden darse, ni su magnitud y potencial capacidad de daño. De esta forma, si se dan, lo más probable es que tengamos mejor capacidad de respuesta y que cuando ocurra, se minimicen daños y pérdidas, especialmente las humanas.

 

Hay diferentes tipos de liderazgo, ¿cuáles son las cualidades psicológicas que, por regla general, debería de tener un líder?

La literatura especializada y los estudios nos hablan de diferentes clasificaciones de tipos y estilos de liderazgo. Se trabaja mucho sobre la clasificación de Bass, que nos habla de liderazgo transaccional y transformacional. El transaccional, estaría basado en el apoyo, la motivación, la recompensa o la sanción, si es necesario, en la medida que se logran objetivos o se contribuye a que se logren. Es un tipo de liderazgo más directivo.

El liderazgo transformacional, nos habla de liderazgo como agente del cambio. En este sentido, los líderes promueven  el  compromiso  y  motivan  al  equipo, la cooperación  y que haya un  significado  compartido, y tienen en cuenta y potencian, las cualidades de los miembros del equipo. Se consiguen resultados más sólidos y consistentes en el tiempo, pero especialmente hay compromiso, mejora continua y potenciación del equipo, sin olvidar que el liderazgo, conlleva toma de decisiones.

También es muy conocido el modelo de Rejilla Gerencial de Blake y Mouton, que nos habla de que el liderazgo se basa en la combinación de dos variables, orientación a la tarea y orientación a las personas. En este sentido, la combinación de esas variables da lugar a varios estilos de liderazgo, como por ejemplo,el estilo autoritario, el democrático o el laissez-faire, entre otros. También está el modelo de contingencia de Fielder, que nos indica que el liderazgo no se basa sólo en tener seguidores o en obtener resultados, sino que se da en un contexto determinado. El liderazgo es una temática de interés y estudio, hay gran variedad de enfoques, teorías y ejemplos que lo estudian, puesto que es complejo y amplio.

En  relación al proceso de liderazgo, es importante destacar, que la eficacia del liderazgo es cuestión del estilo y de la capacidad de los líderes de adaptar ese  enfoque. Esta adaptación gira en relación  a la naturaleza de la tarea, el  objetivo y el conocimiento del equipo, siendo este un factor determinante. También es necesario conocer el contexto de partida, los medios y recursos, para orientar la respuesta de forma eficaz.

Respecto a la pregunta características o cualidades de los líderes, destacaría la capacidad de análisis de la situación y el contexto del que se parte, la integración de la información de la situación de manera constante y ágil, para el diseño de la estrategia y medidas a implementar. Una toma de decisiones rápida, el conocimiento y la capacidad de gestión tanto de los medios técnicos y humanos, la capacidad de adaptación, la gestión adecuada del estrés y la presión por la inmediatez y generalmente, la dureza de la situación que se afronta.

Los líderes tienen una gran responsabilidad ante la gestión de una situación de emergencia o crisis, por lo que la preparación ante una situación de crisis y la previsión de las mismas es fundamental, así como la preparación de los líderes y de los profesionales intervinientes, tanto teórica y técnica, sin duda, una adecuada preparación mental.

En este sentido, es crucial, la adecuada gestión del impacto emocional, tanto de sí mismos, como de los miembros del equipo o profesionales intervinientes, como de los afectados.

Cuando hablamos del liderazgo, se habla de las cualidades de los líderes y ha sido uno de los objetivos de la investigación de esta área, pero cuando nos referimos al liderazgo de emergencias tenemos que tener en cuenta las características de las situaciones de emergencia que hemos comentado anteriormente, para identificar las cualidades que se requieren por parte de los líderes para enfrentar estas situaciones. Por ejemplo, es posible ser un gran líder, en un ambiente definido y con poca incertidumbre, pero no se obtiene la misma respuesta eficaz, ante una situación de incertidumbre y en constante cambio.

 

En uno de tus artículos hablas del trauma colectivo haciendo referencia al impacto y al dolor que producen determinados acontecimientos, ¿puedes explícar qué es y a quién puede afectar?

Tanto en nuestra sociedad actual, como en el mundo, hemos vivido y se siguen viviendo traumas colectivos. El sufrimiento causado por catástrofes naturales, epidemias, crisis económicas o agresiones a personas de cualquier naturaleza, generalmente, desemboca en un trauma colectivo.

Las situaciones traumáticas de gran magnitud, como la DANA, o de mucho impacto en la sociedad como las agresiones a personas o las desapariciones, aunque podríamos poner otros ejemplos, tienen la capacidad de afectar a las víctimas tanto a nivel individual como colectivo, y esto es muy importante tenerlo en cuenta porque, además, el trauma causado, no desaparece cuando la situación termina, sino que permanece en la memoria de los afectados y de la sociedad.

Además, tiene la capacidad de afectar tanto a las víctimas directas, como a los profesionales intervinientes, o los testigos de la situación, ya sean adultos, mayores, adolescentes o niños. Por ello es muy importante atender el impacto emocional de la población afectada, y adecuándose a su edad, porque ese tipo de situaciones traumáticas tiene la capacidad de generar un impacto emocional doloroso, que perdura en el tiempo.

 

¿Puede afectar a los líderes?

Por supuesto. Los profesionales intervinientes en emergencias, aunque suelen tener una preparación muy exigente para la intervención y afrontamiento de este tipo de situaciones, también sufren el impacto emocional de las mismas. Los profesionales que intervienen en emergencias no son inmunes al dolor ajeno. Los líderes tienen además una gran responsabilidad, tanto en la respuesta de la situación, con las víctimas, y también con sus equipos, lo que añade mayor presión.

Es fundamental la preparación mental ante este tipo de situaciones, además de la preparación técnica, para la gestión de ese impacto emocional. Especialmente, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones se trata de situaciones muy duras, como muertes dramáticas, accidentes o catástrofes naturales, que suelen conllevar dramas humanos y sociales.

Es muy probable que la mayoría de los profesionales que se enfrenten a situaciones de emergencia experimenten reacciones emocionales, especialmente si se enfrentarse a  ellas con cierta frecuencia, como el caso de los equipos sanitarios, los profesionales de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), o bomberos.

En estos casos, la preparación psicológica no solo busca la gestión del impacto emocional, o la gestión del estrés ocasionado para un desempeño eficaz de la respuesta ante esa situación, sino la recuperación tras ese impacto emocional y la minimización de las posibles consecuencias a nivel psicológico, como por ejemplo Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). La preparación de este tipo de profesionales debe ser constante, actualizada y acorde a la naturaleza de su labor y contexto porque lo más lógico, es que tengan que volver a enfrentar una situación de esa naturaleza.

 

¿Qué papel juegan éstos a la hora de prevenir o aminorar el trauma colectivo?

El papel de los líderes es crucial en la gestión del impacto emocional y el trauma colectivo, tanto durante la situación, con la estrategia de abordaje de esa situación, como después que termine la situación, mediante el apoyo y acompañamiento. A grandes rasgos, la respuesta dada ante la situación, así como una adecuada comunicación de la situación y su abordaje, y el apoyo ofrecido ante la misma y el seguimiento de las consecuencias, marca la diferencia en la gestión de ese trauma colectivo por parte de todas las personas afectadas, ya sean víctimas, intervinientes o testigos de la misma. Se sienten reconfortados por el dolor desde la escucha y la comprensión de la situación que están viviendo.

 

 



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