Entrevista a María Pérez Conchillo, sexóloga: 'La formación en sexología, una asignatura pendiente para los profesionales de la salud y la educación'

Nuestra compañera es presidenta del próximo Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual que se celebrará en València en noviembre. Conversamos con ella para que nos detalle qué temas se abordarán así como su impresión profesional sobre la educación sexual, la diversidad de género y el impacto de las nuevas tecnologías.

Del 24 al 26 de noviembre de 2022 se celebrará en València el XXI Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual: ‘25 años de los Derechos Sexuales. Mirando al futuro’, organizado por el Instituto de Psicología y Sexología Espill y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Se trata del congreso más importante del mundo de habla hispana y en portugués, al cual puedes asistir de manera presencial u online.

El evento se realizará físicamente en València, ciudad en la cual se proclamaron en 1997 los Derechos Sexuales de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), dentro del XIII Congreso Mundial de Sexología.

Hablamos con la colegiada María Pérez Conchillo, psicóloga clínica y sexóloga, fundadora del Instituto Espill y presidenta de este Congreso para que nos cuente qué temas se abordarán y la importancia de la educación sexual.

La sexualidad y el sexo está en nuestras vidas aún así, ¿sigue habiendo mucho desconocimiento e incluso tabúes en algunos temas?

Absolutamente. La consideración de la sexualidad como algo fundamental en el ser humano está descuidado a nivel político, social, educativo e incluso en la atención en la salud, psicológica y física, de las personas.

Los ponentes del Congreso pertenecen a diferentes disciplinas y, sean de la rama que sean, coincidimos en que, a pesar de que las personas somos seres sexuados, muchos profesionales no tienen formación en sexología y esto es preocupante.

Por otra parte, cabe decir que la sexualidad se ha satanizado y en muchas esferas se asocia al pecado o a lo negativo debido a las enseñanzas religiosas, cuando realmente hay que asociarla a la salud. Desde el punto de vista científico, la salud incluye la salud sexual, y la sexualidad es oficialmente, desde 1997, un Derecho Humano. - Precisamente, fue en València donde ese año, se proclamaron los Derechos Sexuales de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), dentro del XIII Congreso Mundial de Sexología-. Un hecho especialmente relevante para la población femenina y para la diversidad de género. Hoy en día, reconocer estos Derechos continúa siendo trascendental ya que el reconocimiento de la sexualidad les está negada a algunas personas en el mundo. Por tanto, tenemos que seguir trabajando para su consecución.

 

El Congreso cuenta con 9 ejes temáticos, algunos de ellos atemporales y otros, muy ligados a la actualidad. ¿Qué se ha tenido en cuenta a la hora de definirlos?

Nuestras referencias han sido los trabajos de investigación que se han desarrollado en los últimos años, las necesidades sociales y los intereses profesionales. Así, hemos determinado los nueve ejes temáticos, divididos a su vez en varios temas, sobre los que nuestros ponentes hablarán.

Estos son: clínica, educación en sexualidad, ciencias básicas e investigación, género y diversidad, violencias estructurales y diversidad, derechos sexuales y ética, pandemia, tecnologías y sexualidades, y parejas y consorcios afectivos.

 

Es un Congreso internacional en el que participarán y asistirán profesionales de países culturalmente diferentes. A pesar de esto, ¿perciben que los intereses y las preocupaciones en este campo son compartidas?

Es cierto que hay diferentes sensibilidades y lo que tratamos es explorar estas diferencias y aprender los unos de otros ya que la diversidad es un gran valor para la sexualidad. Y nuestros referentes son los derechos sexuales, respeto a los demás y a una misma.

Debemos de tener claro que la sexualidad es una manera privilegiada de placer, de vincularnos y de reproducción, y tenemos que cuidarla. De no hacerlo, lo vemos en las consultas, hay relaciones muy bonitas que se deterioran o rompen por no entender, por no compartir o por desconocer las diferentes formas de sentir y comunicar.

Aprender a amar, así como el desamor y son emociones muy potentes; la maternidad y la paternidad; el género; el placer…Todo esto es sexualidad y todo impacta emocionalmente en nuestras vidas.

 

¿Cuánto de importante es la educación sexual y desde que edad se puede o debería de abordar este tema?

Es fundamental. En algún momento, todos los y las menores sienten curiosidad por este asunto y si no les ofrecemos la educación adecuada, la buscarán donde sea. En el Instituto Espill llevamos años trabajando con colegios. Impartimos talleres en distintos niveles académicos pero la educación sexual tiene que ir más allá.  Realizar un taller o una charla, es importante pero insuficiente, hay que dar continuidad.

Es importante que en casa se trate la sexualidad con naturalidad ya que los pequeños/as aprenden de nuestro comportamiento. Tenemos que normalizar el discurso de la sexualidad y acompañarles y guiarles ante sus inquietudes. Por ejemplo, si consultan una duda, podemos buscar la respuesta juntos o indicarles las mejores fuentes. Esta buena comunicación puede, incluso, prevenir abusos sexuales. Hay que dejarles claro que son seres sexuados y que su cuerpo es suyo. Los niños/as y jóvenes tienen que notar que les escuchamos y atendemos.

 

Cómo profesional y fundadora del Instituto de Sexología Espill, ¿cuáles dirías que son los aspectos o los retos sobre los que trabajar actualmente? Es cierto que se ha avanzado pero la identidad de género y la libertad sexual, siguen ocupando debates sociales y políticos…

Queda mucho por hacer. Falta voluntad política, implicación de los profesionales y de la sociedad en general.  Desde que nacemos hasta que morimos, la sexualidad tiene un gran impacto en nuestras vidas (impacto en cuanto al género y en la potencialidad de la reproducción, entre otros), así como gran vinculación con la vida afectiva.

Ahora, y de cara al futuro, el mayor reto es la formación de los profesionales provenientes de diferentes disciplinas que trabajan con y para las personas. En el Instituto Espill, tenemos un posgrado que impartimos junto con la UNED, con el objetivo de que expertos del sector adquieran competencias para abordar el extenso tema de la sexología. Y es que, cada vez hay más demanda social pero no suficiente respuesta profesional.

Por otra parte, como profesional de la salud sexual estoy intranquila por el impacto de las nuevas tecnologías en nuestras conductas. Vivimos en la era digital y tenemos que aprender a manejarnos. Sin embargo, desde el punto de vista de la educación sexual y la atención a las personas con problemas, estamos viendo que chavales muy jóvenes, e incluso niños, están teniendo acceso a la pornografía siendo ésta, su referente. En clínica vemos que gran parte de los problemas que surgen relacionados con la sexualidad son consecuencia del desconocimiento.

Además, con cada una de nuestras interacciones digitales dejamos una huella digital, la cual puede tener impacto emocional importante. Debemos de prepararnos y preparar a nuestros hijos ante temas como el grooming, sexting, ciberbullying…

 



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