La atención psicológica, clave en el abordaje de las Enfermedades Raras
Ayer, 28 de febrero, se celebró el Día Mundial de las Enfermedades raras, una fecha cuyo objetivo es reflexionar sobre los desafíos y retos que enfrentan todas las personas que conviven con alguna enfermedad de las denominadas raras.
Ayer, 28 de febrero, se celebró el Día Mundial de las Enfermedades raras, una fecha cuyo objetivo es reflexionar sobre los desafíos y retos que enfrentan todas las personas que conviven con alguna enfermedad de las denominadas raras, creando conciencia y sensibilizando acerca de las realidades de estas personas y la necesidad de recibir un diagnóstico y tratamiento tempranos, de cara a una mejora en su calidad de vida.
Las Enfermedades Raras (ER) o poco frecuentes son aquellas que tienen una baja prevalencia en la población (esto es, menos de 5 personas por cada 10.000 habitantes). Este tipo de enfermedades son de naturaleza heterogénea, suelen ser graves, crónicas, degenerativas, asociadas con comorbilidades y potencialmente mortales (EURORDIS, 2019; Riera-Mestre, 2022).
A pesar de su baja frecuencia, son muchas las personas que conviven con enfermedades raras en todo el mundo -cifrándose en 3 millones de personas en España, 30 millones en Europa y 300 millones a nivel mundial -, y se estima que existen más de 6.000 enfermedades raras diferentes (72% de son genéticas y 70% de ellas de inicio en la infancia) (ORPHANET, 2022; FEDER 2023).
Este tipo de enfermedades afectan de forma significativa a niños/as, jóvenes y personas adultas -e indirectamente a los miembros de sus familias-, y constituyen una prioridad de salud pública emergente (Nguengang Wakap y col., 2020), dado el considerable impacto emocional, psicológico, social y económico que conlleva el ser diagnosticado y vivir con una enfermedad de esta índole.
No obstante, si bien el Consorcio Internacional de Investigación de Enfermedades Raras (IRDiRC- International Rare Diseases Research Consortium), señala que una enfermedad rara conocida debería ser diagnosticable en el plazo de un año, estudios recientes evidencian que más de la mitad de las personas en nuestro país presenta un retraso en el diagnóstico superior al año, siendo la media de tiempo para acceder al diagnóstico superior a 4 años, y llegando en un 20% de los casos a tener que esperar más de una década (Benito-Lozano y col., 2022; FEDER, 2023).
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