Entrevista a Pedro Gil-Monte, Catedrático en Psicología experto en el síndrome de desgaste profesional

'El Síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) es un problema de salud del que es difícil salir sin ayuda psicológica y que no sólo afecta al individuo, sino que puede alterar las relaciones familiares y conllevar un problema de salud'.

Pedro Gil-Monte es Catedrático de Universidad de Psicología Social y de las Organizaciones en el Departamento de Psicología Social de la Universitat de València. Es Director de la Unidad de Investigación Psicosocial de la Conducta Organizacional (UNIPSICO). así como autor del “Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Quemarse por el Trabajo” (CESQT) que permite la realización de diagnósticos sobre este problema de salud; y de la Batería UNIPSICO que evalúa los factores y riesgos psicosociales en el trabajo (demandas y recursos) y sus consecuencias. 

Recientemente, ha sido premiado por la Universidade Federal da Paraíba (Centro de Ciências da Saúde, João Pessoa, Brasil) por su contribución significativa a la producción científica internacional y por el desarrollo de un instrumento para la evaluación del síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) o burnout. Sobre este tema, y sobre el reconocimiento por parte de la Organización Mundial de la Salud del SQT, como un problema de salud asociado con el empleo o el desempleo, habla en la entrevista realizada por el COPCV. Gil-Monte aclara en la entrevista que su consideración como enfermedad laboral, depende de la legislación específica de cada país.

El Catedrático alude a la Segunda Encuesta Europea de Empresas sobre Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER-2), publicada en 2016 por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, en la que se observa que el porcentaje de empresas que usan los servicios de psicólogos, propio o ajeno, para intervenir en temas de violencia en el trabajo y riesgos psicosociales "es relativamente pobre". En el caso de España aproximadamente sólo el 15% a pesar de que los riesgos psicosociales en el trabajo son una de las principales causas de enfermedades y de accidentes laborales.

¿Qué supone el premio concedido por la Universidad de Brasil?

El reconocimiento concedido por el Centro de Ciências da Saúde de la Universidade Federal da Paraíba (João Pessoa, Brasil) "por mi contribución significativa a la producción científica internacional y por el desarrollo de un instrumento para la evaluación del síndrome de burnout" considero que es un reconocimiento no sólo para mí, sino también para la actividad científica desarrollada desde la Universitat de València (UV) como institución y, más concretamente en este caso, para la Facultad de Psicología. Sin el apoyo institucional a la labor investigadora sería muy difícil conseguir que la investigación que se desarrolla en la UV tenga esa proyección internacional. De hecho el CESQT forma parte de la oferta tecnológica de la UV que tiene los derechos de explotación de la obra.

 

¿Estamos ahora en un momento en el que los aspectos psicológicos y emocionales, en diferentes ámbitos de la vida, están adquiriendo más peso?

Pienso que tanto desde ámbitos académicos como sociales se está teniendo una conciencia cada vez más clara y sólida sobre la necesidad de abordar el estudio del ser humano y de su entorno desde una perspectiva holística. Durante décadas se han venido estudiando los fenómenos naturales y sociales con una perspectiva más bien reduccionista y fragmentada, focalizando la atención en las partes que los componen y olvidando que son un todo cuyas partes están en constante interacción. Pero, en los últimos años, se observa una tendencia para recuperar la aproximación holística en la ciencia. Y esto lo vemos, por poner algunos ejemplos, en campos como la ecología y el estudio de los ecosistemas, la medicina y el estudio del microbioma del ser humano, o la conciencia de que vivimos en un mundo totalmente globalizado y que el plástico que se lanza al mar en Europa puede acabar en las playas de México.

Para la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, la aproximación holística al estudio del comportamiento y de la salud de las personas ha supuesto, entre otras cosas, recuperar la visión del ser humano como un ser complejo en el que emociones y cogniciones están en constante interacción y que ambas mantienen múltiples relaciones con los procesos fisiológicos, al igual que el recuperar la visión de las organizaciones como sistemas abiertos, en el que la vida laboral y extralaboral forman un todo en el devenir de las personas.

Obviamente, el estudio de los fenómenos complejos nos obliga a fragmentarlos para investigarlos y avanzar en su comprensión. Si consideramos las emociones, hay investigadores e investigadoras que se dedican a su estudio, otros/as al estudio de los proceso cognitivos y otros/as al avance de la psicofisiología, de las variables de personalidad o de las actitudes, entre otras variables. Gracias a su esfuerzo hemos conseguido un avance importante en las aportaciones que la Psicología ha hecho a la ciencia. Pero, cuando pretendemos llevar todos esos avances al terreno aplicado no podemos quedarnos en ese nivel fragmentado del reduccionismo. Es necesario que los psicólogos y psicólogas que ejercen en la práctica profesional tengan una visión holística del ser humano en interacción con su entorno. Este trabajo debe comenzar con la formación en las aulas, presentando una aproximación menos fragmentada a la transmisión de los conocimientos. Un ser humano al que se dota de emociones no se le hace necesariamente más irracional. Y, sí, creo que cada vez somos más conscientes de ello.

 

¿Qué puede cambiar social y laboralmente una vez la OMS ha reconocido el Síndrome de quemarse por el trabajo como enfermedad laboral? ¿Obliga de alguna forma a que las empresas pongan en marcha políticas destinadas a su detección, prevención e incluso tratamiento?

En primer lugar hay que tener claro lo que supone la decisión de las OMS. El síndrome de quemarse por el trabajo (SQT), síndrome de desgate ocupacional o síndrome de burnout, ya estaba incluido en el CIE-10 como un problema de salud relacionado con la dificultad en el control de la vida (Z73.0). La revisión de la OMS presentada en el CIE-11, que entra en vigor en 2022, lo ha recodificado para considerarlo como un problema de salud asociado con el empleo o el desempleo (QD85). Si bien es cierto que esta recodificación sugiere que el origen del SQT son los problemas derivados de la actividad laboral, única y exclusivamente, ello no implica que se le considere enfermedad laboral, dado que este estatus lo concede la legislación específica de cada país. En el ámbito científico se considera que el SQT no es una patología psiquiátrica, sino una alteración del estado del ánimo, una disforia derivada de la actividad laboral que si no se trata y se mantiene en el tiempo puede ocasionar problemas de salud más graves, como la depresión.

Dicho esto, en Europa, sólo en Italia y Letonia se considera el SQT enfermedad profesional. En Holanda no se reconoce como enfermedad profesional, pero sí tiene el estatus de enfermedad relacionada con el ejercicio de la actividad laboral, al igual que en Bélgica. En Eslovaquia y Rumania algunas consecuencias del SQT sí se consideran enfermedad laboral o accidente de trabajo.  En Iberoamérica se considera enfermedad laboral en Brasil. En España, hasta ahora el SQT ha sido considerado como accidente laboral, pues no está incluido en el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social.

El cambio en la recodificación que ha realizado la OMS es importante porque reconoce algo que es indudable para la comunidad científica: que el SQT es un problema psicológico de salud que surge y se desarrolla única y exclusivamente por unas condiciones de trabajo poco saludables. Esta visión debería ser tenida en cuenta por los responsables de la toma de decisiones sobre legislación en materia de seguridad y salud laboral (p.e., políticos, personal técnico de la Administración Pública, miembros de la judicatura y de la inspección de trabajo, entre otros) e incorporarla en sus actuaciones. Pero, también afecta a las universidades pues, en línea con las necesidades sociolaborales vigentes, deberían formar en Psicología de la Salud Ocupacional a los futuros profesionales ofertando materias específicas en esta especialidad en el Grado de Psicología. El Col·legi Oficial de Psicologia también tiene una importante labor, pues debe prestar más atención a este área ocupacional que no ha sido suficientemente considerada dado su potencial laboral para los colegiados y colegiadas.

Por tanto, quiero pensar que después del tsunami informativo que ha supuesto la recodificación del la OMS en el CIE-11 no se olvidará la necesidad de prevenir y tratar éste y otros problemas psicológicos de salud derivados del trabajo.

Con respecto a la segunda pregunta, para cumplir la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), las empresas están obligadas a realizar de manera periódica la evaluación de sus condiciones psicosociales de trabajo, y caso de detectar que esas condiciones no son saludables y que suponen un riesgo para la salud de los trabajadores y trabajadoras expuestos/as a ellas deberán corregirlas. Esas acciones también incluyen la prevención y tratamiento de los problemas de salud derivados de la exposición crónica a riesgos psicosociales, como es el caso del SQT.

 

¿Se puede padecer estando desempleado/a?

Cuando la OMS indica que el SQT es un problema asociado con el empleo o el desempleo, lo que indica es que está incluido en esa categoría general que incluye un grupo de problemas de salud más amplio, en unos casos asociados al empleo y en otros casos al desempleo, o a ambos. En esa categoría se incluye también otros problemas de salud, como los problemas asociados con el cambio de empleo, los problemas asociados con la amenaza de perder el empleo, la exposición ocupacional a factores de riesgo (p.e., exposición ocupacional al polvo, a las vibraciones, a agentes tóxicos en la actividad agropecuaria, al riesgo ergonómico), problemas asociados con las relaciones con las personas en el trabajo, o problemas asociados con el empleo o el desempleo, sin especificación. Cada uno de ellos con un código específico y diferente al del SQT, pero todos dentro de la misma categoría genérica. Es una categoría que indica el origen genérico de esos problemas y los diferencia de otros cuyo origen está en las finanzas, en el agua o la nutrición, en el medio ambiente, en la educación, en el entorno social o cultural, en la asistencia o la seguridad social, en el sistema de justicia, en la ausencia, la pérdida o la muerte de otra persona, etc.

En el caso del SQT, se trata claramente de un problema para la salud vinculado al empleo. ¿Podrían desarrollarlo personas desempleadas? Dado su origen y proceso de desarrollo es difícil, por no decir imposible, que una persona que no ha tenido experiencias laborales de larga duración desarrolle el SQT. No obstante, una persona desempleada puede tener los síntomas debido a alguna experiencia laboral previa. Ocasionalmente, una persona en búsqueda activa de empleo podría desarrollar el SQT si sus relaciones con los posibles empleadores o quienes tramitan las ofertas de empleo son muy negativas de manera reiterada. No obstante, no creo que esta situación pueda llegar a darse si no se han tenido experiencias laborales que hayan favorecido su desarrollo.

 

¿Es decisión de la empresa pasar el ‘Cuestionario para la evaluación de la síndrome del trabajador quemado’ (CESQT)? Y en este caso, qué profesional es el encargado de ‘estudiar’ los resultados?

Como he señalado anteriormente, es obligación de las empresas realizar la evaluación periódica de los factores y riesgos psicosociales del trabajo. La LPRL es clara en este sentido cuando establece que el empresario debe velar por la seguridad y la salud de sus trabajadores frente a los riesgos derivados del trabajo. Así pues, tiene la obligación de conocer cómo pueden afectar los riesgos psicosociales a los trabajadores/as, y debe planificar y establecer las medidas para corregirlo. Para ello debe contratar los servicios de expertos en materia de prevención de riesgos laborales.

Las funciones de los expertos en prevención de riesgos laborales pasan por evaluar las condiciones de trabajo, que en este tema se trata de condiciones psicosociales, y caso de identificar que algún trabajador/a presenta problemas de salud psicológicos derivados del trabajo deberán derivarlos a los profesionales competentes (médicos o psicólogos) para que realicen el diagnóstico clínico de la persona. El CESQT no es un cuestionario para realizar una evaluación de factores o riesgos psicosociales. Se trata de un cuestionario que contribuye al diagnóstico de un problema de salud y, por tanto, sólo deben aplicarlo e interpretarlo los profesionales que la normativa sobre uso de test psicológicos indica que pueden hacerlo.

Obviamente, dado que el SQT es un problema psicológico de salud, los psicólogos y psicólogas son los/las profesionales más capacitados para aplicar e interpretar los resultados obtenidos con del CESQT. Por tanto, será su decisión, y no la del empresario o del experto en prevención de riesgos laborales, si conviene aplicarlo o no en función de la impresión diagnóstica que obtengan tras la realización de una entrevista "clínica". En el caso de estudios para analizar la prevalencia del SQT en una organización o en un sector ocupacional también se debería proceder siguiendo lo que establece la normativa sobre el uso de test psicológicos.

La utilización en el pasado, y quizá en la actualidad, de cuestionarios para evaluar el SQT por parte de profesionales ajenos a la Psicología, carentes de la formación adecuada sobre cómo utilizar pruebas psicológicas, ha tenido consecuencias negativas sobre la consideración del SQT como enfermedad laboral. Por una parte, ha llevado a considerarlo erróneamente un riesgo psicosocial, cuando claramente es una consecuencia, pues no es una condición de trabajo, por otra parte ha dado lugar a que se presenten resultados sesgados, por sobredimensionados, respecto a sus niveles de prevalencia. En un libro publicado en 2005 titulado "El síndrome de quemarse por el trabajo: una enfermedad laboral en la sociedad del bienestar", abordo este problema. Recomiendo su lectura a los/las profesionales interesados/as en el tema.

 

El CESQT está validado en países europeos y también latinoamericanos, ¿Se miden las mismas variables en todos ellos, o hay que adaptarlas a la realidad de cada país?

El CESQT, que en inglés se aplica bajo el título de "Spanish Burnout Inventory" (SBI), tiene una estructura estándar e idéntica para todos los países y culturas, pues el SQT es un problema de salud cuyos síntomas son independientes de la cultura o del país. El cuestionario está formado por 20 ítems que se distribuyen en cuatro escalas o dimensiones, denominadas: (1) Ilusión por el trabajo (5 ítems). Se define como el deseo del individuo de alcanzar las metas laborales porque supone una fuente de placer personal. El individuo percibe su trabajo atractivo y alcanzar las metas profesionales es fuente de realización personal. Bajas puntuaciones en esta dimensión indican altos niveles en el SQT. (2) Desgaste psíquico (4 ítems). Se define como la aparición de agotamiento emocional y físico debido a que en el trabajo se tiene que tratar a diario con personas que presentan o causan problemas. (3) Indolencia (6 ítems). Se define como la presencia de actitudes negativas de indiferencia y cinismo hacia los clientes de la organización. Los individuos que puntúan alto en esta dimensión muestran insensibilidad y no se conmueven ante los problemas de los clientes o usuarios del servicio. Y (4) Culpa (5 ítems). Se define como la aparición de sentimientos de culpa por el comportamiento y las actitudes negativas desarrolladas en el trabajo, en especial hacia las personas con la que se establecen relaciones laborales. Esta versión del CESQT permite evaluar los niveles del síndrome en profesionales que trabajan hacia personas, con independencia de la profesión, del país o de la cultura.

No obstante, junto con esta versión, en el manual del cuestionario publicado por TEA se incluye otra versión que permite evaluar el problema denominado "Desencanto profesional". Se trata de un problema de salud que participa de algunos de los síntomas del SQT, pero que no es tan nocivo para la salud, y que se da en profesionales que no trabajan hacia personas. En esta versión la escala de Indolencia se sustituye por la escala de Desencanto (6 ítems), que evalúa la aparición de actitudes y pensamientos negativos hacia la actividad laboral y hacia la organización en la que se trabaja. Los individuos que puntúan alto en esta escala muestran indiferencia hacia los problemas de la organización.

De manera similar al SQT, el Desencanto profesional se define como una respuesta psicológica al estrés laboral crónico. Esta respuesta se caracteriza por un deterioro cognitivo consistente en la pérdida de la ilusión por el trabajo y por un deterioro afectivo caracterizado por agotamiento emocional y físico. Su composición tampoco varía en función de la cultura o del país en que se aplique.

El SQT ha sido validado en castellano en España y en varios países de Latinoamérica, como Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú, Puerto Rico o Uruguay; en portugués (para Portugal y Brasil), en alemán, catalán (valenciano), checo, francés, italiano y polaco. Además, está disponible la traducción al finlandés, holandés, inglés, lituano y rumano.

 

Según su investigación, los profesionales que están más expuestos, son aquellos que trabajan en relacionándose o atendiendo a otras personas (médicos, enfermeros, docentes, etc.). ¿Continúa esta tendencia?

Por definición, el SQT es una respuesta psicológica al estrés laboral crónico de carácter interpersonal y emocional que aparece en los profesionales de las organizaciones de servicios que trabajan en contacto con los clientes o usuarios de la organización, y que afecta negativamente a su salud. Por tanto, todos los profesionales del sector servicios que trabajan hacia personas y en contacto con ellas (sanidad, educación, servicios sociales, cuidadores informales, etc.) son los colectivos más expuestos.

 

¿Se da más en un tipo de empresa que en otra? (familiar, multinacional…)

Los estudios indican que educación y sanidad son dos colectivos ocupacionales en los que se da con relativa frecuencia este problema de salud. Las tasas de prevalencia varían en función del país, del instrumento que se aplique para evaluarlo, y de la interpretación que se haga de los resultados. Los estudios realizados por la unidad de investigación que dirijo, la Unidad de Investigación Psicosocial de la Conducta Organizacional (UNIPSICO), de la Universitat de València, nos han llevado a concluir que podemos encontrar porcentajes entre el 2% y el 5% de "casos clínicos" de SQT, esto es, aquellos que podrían ser considerados como enfermedad profesional si la legislación lo aceptara. Junto con esos casos se evidencia la existencia de otro perfil de SQT que se caracteriza por no afectar de manera tan nociva a la salud del trabajador/a, pero que conlleva prácticas profesionales poco éticas que derivan en mala calidad de servicio y en pérdidas económicas o de prestigio para la empresa. La prevalencia de estos casos estaría en torno al 10-12%, e incluso superiores.

Como digo estos resultados se han obtenido en docentes y en personal sanitario, pero hay otros colectivos menos estudiados, como los trabajadores de la Administración de Justicia, del área de atención a personas dependientes, o fuerzas y cuerpos de seguridad donde podrían darse tasas de prevalencia similares o más elevadas dadas sus condiciones laborales.

 

Está comprobado que la salud psicosocial de la plantilla está relacionada con la productividad y rentabilidad. ¿Nos puede aportar datos al respecto?

Según se deriva de los resultados de las principales encuestas nacionales e internacionales sobre condiciones de trabajo, los riesgos psicosociales en el trabajo son una de las principales causas de enfermedades y de accidentes laborales. En la Sexta Encuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo, publicada en 2015, se concluye que el 16% de los participantes en el estudio habían sufrido conductas sociales adversas (p.e., violencia, acoso psicológico y acoso sexual) con posibles consecuencias negativas para su salud y para su actividad laboral (riesgo de depresión, ansiedad y suicidio), que un 36% de trabajadores de la Unión Europea (UE) debe enfrentarse a un nivel muy elevado de exigencias del trabajo (p.e., plazos ajustados, gran velocidad, volumen de trabajo excesivo), y que el 28% de los hombres y el 35% de las mujeres trabajadoras sufren altas demandas emocionales en el trabajo que les generan estrés psicológico y deterioro de la salud (p.e., burnout y problemas psicosomáticos).

Un informe de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo de 2014, concluye que el coste para la UE de la depresión por problemas laborales se estima en 617.000 millones de € al año, debido a la pérdida de productividad que ocasiona el absentismo y el presentismo, junto con el gasto en salud y el coste de las bajas.

Los resultados son similares para la economía estadounidense. El informe sobre el estrés en América, publicado por la APA en 2018, concluye que un 35% de los trabajadores de EEUU informaron que sufrían estrés laboral crónico, y menos de la mitad percibían que su empresa o su jefe les ofrecía los recursos necesarios para manejar el estrés laboral. Un documento del "American Institute of Stress", publicado también en 2018, concluye que el coste del estrés laboral para la industria en EEUU es de 300.000 millones de dólares al año por motivos similares a los indicados en el informe europeo: absentismo, rotación, productividad disminuida, costes médicos, legales y de seguros. Además, estima que un millón de trabajadores se ausentan todos los días del trabajo debido a problemas relacionados con el estrés laboral, lo que ocasiona más de la mitad de los 550 millones de días laborales perdidos al año por absentismo, y que el 60% del absentismo laboral se debe a problemas psicológicos derivados del estrés laboral.

Los resultados del último informe sobre el estado de la seguridad y salud laboral en España, publicado en 2016 por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, indican que el 33% de los ocupados debe trabajar siempre o casi siempre a gran velocidad y el 35% debe cumplir plazos muy ajustados con la misma frecuencia. Y se observa una tendencia al alza cuando se comparan con los resultados de los estudios anteriores. Con respecto al trabajo emocional, los resultados indican que lo sufren más del 21% de los trabajadores/as, y se observa un incremento exponencial respecto a 2010, cuando el porcentaje sólo era del 7% de los trabajadores/as. Este problema es especialmente importante en Sanidad. También es importante señalar el problema de la discriminación laboral, el informe presenta que un 5% de los trabajadores en España había sufrido algún tipo de discriminación. Por motivos de sexo la discriminación afecta más a la mujer (3%) que al hombre (1%), mientras que más hombres que mujeres manifestaron problemas de discriminación relacionados con su nacionalidad y orientación sexual.

Pero, no todo son sombras en este escenario. Según la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo la intervención para prevenir los riesgos psicosociales en el trabajo y el estrés laboral tiene ventajas importantes. Entre ellas cita que invertir 1€ al año en promoción y prevención psicosocial conlleva un beneficio neto de 13,62€. Dicho esto, llaman la atención los resultados de la "Segunda Encuesta Europea de Empresas sobre Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER-2), publicada en 2016 por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, en la que se observa que el porcentaje de empresas que usan los servicios de psicólogos, propio o ajeno, para intervenir en temas de violencia en el trabajo y riesgos psicosociales es relativamente pobre. En el caso de España aproximadamente sólo el 15% lo hace. Con estas cifras se hace necesario que el COP tome cartas en el asunto y reclame la intervención psicológica y psicosocial en un área que por sus contenidos le corresponde a la Psicología. Para la intervención sobre el SQT recomiendo consultar la obra titulada "Prevención y tratamiento del síndrome de quemarse por el trabajo (burnout): un programa de intervención", de reciente publicación en la editorial Pirámide.

 

¿Cómo  nos podemos dar cuenta de que estamos padeciéndolo? ¿Afecta a nivel personal y por tanto, familiar?

En el caso del SQT lo importante es que el protocolo de diagnóstico e intervención funcione. Esto es: (1) fomentar las condiciones psicosociales de trabajo saludables, por ejemplo, desde el campo de intervención de la psicología positiva, (2) prevenir los riesgos psicosociales en el trabajo, realizando evaluaciones periódicas, según establece la LPRL, y (3) derivar a vigilancia de la salud, lo que debería incluir atención psicológica, a los trabajadores y trabajadoras en los que se sospeche que existen problemas de salud derivados de la exposición a riesgos psicosociales. De otra manera, que la atención primaria, secundaria y terciaria en el trabajo funcione de manera adecuada.

Son los profesionales cualificados quienes deben hacer el diagnóstico sobre si un trabajador o trabajadora sufre el SQT. Es importante dejar claro que el SQT o desgaste profesional no es el "estoy quemado" con el que coloquialmente se alude a la sensación de fatiga, cansancio, aburrimiento, indignación, frustración, etc., por unas malas condiciones de trabajo. Estamos hablando de un problema de salud del que es difícil salir sin ayuda psicológica y que no sólo afecta al individuo, sino que puede alterar las relaciones familiares, como cualquier problema de salud. Mi consejo es que si alguien considera que está desarrollando el SQT recurra al diagnóstico psicológico realizado por un/a profesional.

 



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